martes, 26 de julio de 2011

El día que clamé



El día que clamé, me respondiste;
fortaleciste el vigor de mi alma
Salmo 138:3


El día que clamé, me respondiste. La certeza de que Dios siempre escucha el clamorse va logrando con el aprendizaje que proporcionan los momentos difíciles. El alma descansa en el cuidado amoroso y la protección de Dios.


Fortaleciste el vigor de mi alma. Esta es una verdadera respuesta al clamor. "Los usos de la adversidad son dulces, y nuestro sabio Padre celestial no va a privarnos de
estos beneficios. La fuerza impartida al alma es un bien inestimable; significa valor, seguridad, heroísmo. Porque su Palabra y el Espíritu del Señor pueden hacer valiente al que tiembla, entero al mutilado, rejuvenecer al cansado." (Charles Spurgeon)


¡Gracias te doy Señor. Tú has escuchado mi clamor!




Ilustración
En Silencio
Leonor Pérez

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