lunes, 29 de agosto de 2011

Mansedumbre




Pero los mansos heredarán
la tierra
y se recrearán
con abundancia de paz
salmo 37:11

Pero los mansos heredarán la tierra. Es significativa esta expresión del salmista. Jesús la repite en su "Sermón del Monte" cuando dice: Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad (Evangelio según San Mateo).

En medio de lo cotidiano, el ritmo que impone la actividad laboral y la competitividad profesional, me he preguntado muchas veces ¿qué significa ser manso? ¿se puede ejercer la mansedumbre en el mundo que nos toca vivir?

Jesús nuevamente tiene la respuesta. Él dijo aprended de mi que soy manso y humilde de corazón.


Jesús supo conjugar a la perfección mansedumbre y dignidad. Su carácter firme, su determinación y su voluntad entregada totalmente a la voluntad del Padre Dios, no se contradicen con su compasión, ternura y profundo amor por cada ser humano que pasó frente a Él. Los Evangelios una y otra vez registran su "mirada de compasión". Se tomó tiempo para interactuar con mujeres, con niños, con enfermos  y con los rechazados socialmente. Por otra parte, lo vemos actuando con firmeza y autoridad para "limpiar" el templo, convertido en un mercado, y también para calmar la tempestad y aun para dominar la muerte, frente a Lázaro.


Aprendiendo de Jesús "heredaremos la tierra", heredaremos la Promesa, seremos re-creados, tendremos una vida nueva con abundancia de paz, con bienaventuranza, con gozo perfecto.


¡Oh, Dios! quiero apropiarme de tu promesa.
Ayúdame a caminar con la mansedumbre necesaria para agradarte y lograr la paz verdadera.



Cestas
Claudio Bravo

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