jueves, 3 de noviembre de 2011

Para siempre




Te exaltaré, mi Dios,
mi Rey,
y bendeciré tu nombre
eternamente y para siempre,
cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente
y para siempre.
Salmo 145:1,2

Muchas de las frases de este Salmo 145, (Salmo de David) las encontramos en otros salmos. Pero acá, me parece que van configurando una expresión vehemente de amor a Dios, celebrando su bondad y su eternidad. También es una promesa que hace el salmista, un compromiso de amor eterno; un compromiso sagrado que intenta pasar por sobre las limitaciones y las circunstancias humanas; una devoción cuya única retribución es el adorar a Dios y permanecer junto a Él.


David ha sido llamado un hombre "conforme al corazón de Dios". A pesar de todos los errores que pudo haber cometido, David supo mantener un diálogo sincero, fluido y permanente con su Dios.


Poco antes de morir, David todavía alaba a Dios diciendo: " Tuya es, Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, Jehová, es el reino, y Tú eres excelso sobre todos." - Primer Libro de Crónicas

Fotografía
National Geographic - enero 2011

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