domingo, 15 de enero de 2012

Con alegría




Jehová, Dios mio,
a ti clamé
y me sanaste
Salmo 30: 2


El don de la vida y la salud son regalos preciosos de Dios. Cuando todo está bien, dentro de los cauces de la "normalidad", lo aceptamos sin valorarlo; en ocasiones hasta caemos en la queja y ciframos nuestra alegría en algo que debería ocurrir, en algo que esperamos.


El salmista ha pasado por una experiencia dolorosa, ha vivido la enfermedad y de esa experiencia ha salido con una nueva convicción, dice: Jehová, Dios mio. Ya no es el Dios que está en los cielos, sino es un Dios personal, con quien se ha establecido una relación cercana. Nuestro Padre Dios  provee todo para nuestro bienestar, escucha nuestras súplicas y responde. 


¡Gracias Dios mio por este día de vida!
¡Gracias por la vida de mi Cata!


Balloon Race - 1918
alice Geddes-Woodward

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