sábado, 28 de abril de 2012

Sálvame Oh Dios



¡Sálvame, Dios,
porque las aguas han entrado
hasta el alma!
Estoy hundido en cieno profundo,
donde no puedo hacer pie;
he llegado hasta lo profundo
de las aguas
Salmo 69:1,2


¡Sálvame, Dios...! Todas las expresiones en este verso nos hablan de la angustia del salmista. Un momento de extrema aflicción. Un clamor desesperado.


Existen muchas razones por las cuales el terreno que pisamos se vuelve cieno profundo. Pueden ser dudas que se apoderan del alma, otras veces es ansiedad que nos roba la confianza o quizás sencillamente nos dejamos atrapar por la contingencia diaria. El cieno representa lo sucio del pecado, cuando dejamos de lado la Ley de Dios.


Pero nuestro amoroso Señor es capaz de perdonarnos y socorrernos, como cuando Pedro, el discípulo, comenzó a hundirse mientras caminaba sobre las aguas y gritó "¡¡Señor, sálvame!!" (Evangelio según San Mateo).


Una vez más el salmista nos enseña que podemos decirle a nuestro Dios, con toda honestidad, cómo nos sentimos; podemos elevar una súplica, un ruego, un clamor y Él está dispuesto a socorrernos. Verbalizar esta súplica es también creer en su bondad y reconocer que Dios es Todopoderoso.


Imagen del fotógrafo italiano Ugo Mulas

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...