miércoles, 8 de agosto de 2012

La alegría de mi alma



En la multitud de mis
pensamientos íntimos,
tus consolaciones alegraban
mi alma.
Salmo 94: 19


Tus consolaciones alegran mi alma. Aun en una aparente calma, nuestro pequeño mundo interior siempre está lleno de pensamientos confusos, divergentes, contradictorios o de lucha. Pero cuando permitimos que la luz del Señor ordene nuestros pensamientos, todo se aquieta y su dulce voz susurra paz al corazón.

El Gran Consolador es el Espíritu de Dios, de Él recibimos las más completas consolaciones. Aquellos consuelos revitalizan nuestro ser interno, ordenan correctamente nuestras prioridades, nos llenan de confianza en Dios y lo más hermoso es que traen verdadera alegría a nuestra alma.

¡Gracias Señor por Tus Consolaciones!


Pintura: Brian Kershisnik

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