jueves, 18 de abril de 2013

Buenas cosas



Pues Él satisface al sediento
y al hambriento lo llena de cosas
buenas
Salmo 107: 9

Nuestro Padre Celestial, bondadoso y eterno, se ocupa de todos sus hijos. Extiende su mano de misericordia para satisfacer, con sus maravillas, todas nuestras necesidades.
Todo lo que viene de su mano es "bueno", es imposible que sea de otro modo.

Dios satisface nuestras necesidades físicas y también nuestras necesidades emocionales y espirituales. Jesús ya lo dijo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados"

Hoy podemos descansar en Él, hacer más consciente en nuestro corazón que el Señor de la Vida es también nuestro Sustentador y satisface todas nuestras necesidades con buenas cosas, en la medida correcta, "buena, apretada, remecida y rebosando". Lo mejor de lo mejor.
Aquella necesidad que sentimos apremiante, en nuestro ser más íntimo, también Él la puede satisfacer.

Jesús puso como ejemplo a los niños. Un niño no se preocupa, ni está preguntándose si sus padres podrán o no,  satisfacer sus necesidades de "pan, techo y abrigo". Estas necesidades tan básicas descansan en manos de sus padres. Un niño sólo es un niño. Por eso Jesús dice: "por nada estéis ansiosos..."  Dios a su tiempo nos saciará de bien  y sedientos y hambrientos, veremos el cumplimiento de todas sus promesas.

¡Gracias Señor, porque en ti somos saciados de bien!


Pintura: Claude Monet

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