jueves, 11 de abril de 2013

Imperativo




¡Aleluya¡
¡Alaba, alma mía,
a Jehová!
Salmo 146: 1


¡Alaba, alma mía, a Jehová! Con esta exclamación imperativa comienza este Salmo 146, que está dedicado, íntegramente, a alabar a nuestro Dios.


Desde siempre, la actividad humana con mayor significado es alabar a Dios. No solamente porque verdaderamente lo merece, por su poder, su misericordia y todos sus santos atributos, sino también por su tierno amor que nos rodea y nos protege.  
Para nosotros además,  alabar a Dios es importante porque nos mantiene en contacto con su santa presencia, nos ayuda a enfocar nuestra mirada en Él, fortalece nuestro espíritu 
y nos llena de gozo y paz.

"Señor, digno eres
de recibir la gloria,
la honra y el poder
porque Tú creaste todas las cosas
y por tu voluntad existen
y fueron creadas"
(Apoc. 4: 11)



Pintura: J. Kirk Richard

3 comentarios:

Roberto dijo...

Amada....
el libro de Apocalipsis está lleno de doxologías y de aleluyas... me encanta el libro y recuerdo ahora mismo el cap. 19. BENDICIONES !!!
Gracias por este "blog".

Aparte de que me encantan los Salmos. Un abrazo desde Viña del Mar.
ROberto.

Clarissa Rodriguez dijo...

¡Mi querido Roberto, eres muy precioso!

Para muchos de nosotros el libro de Apocalipsis es un misterio. Pero cuando se trata de alabar a Dios, es tan sencillo como entender que Dios merece toda honra y gloria. El cap. 19 está lleno de aleluyas, la expresión máxima de júbilo ante Dios Creador.

Gracias nuevamente. Tus palabras son una bendición.
Un abrazo para ti también... junto al Camino

Gladys Lavanderos dijo...

Para siempre El se merece nuestra alabanza.

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