domingo, 3 de noviembre de 2013

Ternura divina




Acuérdate, Señor, 
de tu ternura y tu gran Amor,
que siempre me has mostrado
Salmo 25:6

Este parece ser un diálogo muy íntimo entre el salmista y Dios
Por tratarse de un salmo de David, podemos suponer que esa ternura y Amor es comparable a la de un pastor por sus ovejas; algo que David conocía muy bien.

Para algunas personas Dios sigue siendo un ser lejano, distante y poco "amigable".  Pero justamente porque sabemos que Dios es inmensamente poderoso, justo y eterno es que nos llama la atención su amoroso cuidado, su bondad  y misericordia con la que 
nos rodea a diario.

Algunos de los momentos más tiernos relatados por los Evangelios, guardan relación con la mirada de compasión de Jesús, el Hijo de Dios, hacia aquellos que se le acercaron. Gran ternura mostró hacia los niños, los indeseables, los enfermos terminales, los ciegos, los rechazados, los solitarios, los acomplejados, los pobres y todo aquel que con humildad le salió al paso.

Nosotros hoy, podemos disfrutar de su ternura, cuando estamos en comunión con Él y surge ese sentimiento de paz y gozo; nos sentimos acogidos, amados, protegidos y seguros. Esa es la ternura que Dios tiene por todos sus hijos. Ternura para escuchar nuestras súplicas y tierno amor expresado en  los pequeños o grandes detalles que van conformando nuestro "patrimonio" espiritual. 

Sin duda el gesto de mayor ternura que Dios ha mostrado hacia la humanidad es haber enviado a su Hijo, Jesucristo. El Evangelio según San Juan  dice:
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, 
que dio a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que cree en Él, no se pierda,
mas tenga vida eterna"

Podemos decir entonces, por las palabras del salmista y por nuestra propia experiencia 

¡Gracias Señor, por tu gran Amor
que siempre me has mostrado!


Ilustración: Zelkats - Digital Arts

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