viernes, 6 de diciembre de 2013

Pequeños detalles de una gran historia



Pero tú, Belén Efrata, 
tan pequeña entre 
las familias de Judá,
de ti ha de salir el que será 
Señor en Israel,
sus orígenes se remontan
al inicio de los tiempos,
a los días de la eternidad
Libro de Miqueas 5:2


He traído este párrafo de la antigua profecía del Libro del profeta Miqueas para recordar que Dios preparó cada detalle en el desarrollo de la historia del Mesías, una historia que no se termina de contar. 
La tradición cuenta que Miqueas era un campesino de finales del siglo VIII a.C. y que fue contemporáneo de los profetas Isaías, Oseas y Amós. Lo más relevante es que es citado en el Evangelio según San Mateo (Mateo 2:6)  como profecía del lugar de nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios.

Cuando los santos viajeros, José y María, se dirigían a la pequeña Belén, su lugar de origen, por ser descendientes de la familia de David, estaban tratando de cumplir lo dispuesto por la autoridad política de su época. Se trataba del censo del que hace mención el Evangelio según San Lucas (cap. 2). Pero ese simple hecho da paso al cumplimiento de la profecía de Miqueas. En esos momentos es probable que José y María desconocían la importancia espiritual de llegar a Belén. Lo que ellos hacían era tan sólo vivir con paz y quietud en medio de sus circunstancias y contratiempos, sabiendo que la mano de Dios, aunque invisible, siempre está presente.

Nosotros también, hoy podemos descansar sabiendo que nuestro mundo no está fuera de control. Dios, en su eternidad, continua siendo el Señor de los tiempos, de las naciones y de nuestras circunstancias personales. El salmista lo dice muy bellamente.

Estad quietos,
y conoced que Yo soy Dios;
Seré exaltado entre las naciones;
enaltecido seré en la tierra
Salmo 46:10

Pintura: "Journey to Bethlehem"
Joseph F. Brickey

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